viernes, 18 de enero de 2008

El Abarán del siglo XX

EL SIGLO XX EN ABARÁN

No hay duda de que el siglo XX supone en todos los pueblos un cambio más importante que cualquier otro siglo de los precedentes. La fisonomía cambia al producirse un desarrollo en todos los órdenes; cambia la forma de vida al disponer ya las casas a lo largo del siglo del alumbrado y de la instalación de agua potable y alcantarillado; llegan los nuevos inventos que van a cambiar tanto a la sociedad, como el teléfono, la radio, la televisión...
Y Abarán, por supuesto, no es ajeno a este cambio radical. El Abarán de principios de siglo tiene poco que ver con el Abarán actual ni urbanísticamente, ni económicamente, ni socialmente ni desde ningún punto de vista. Permanecen inalterables e inalteradas las costumbres arraigadas como la Noche del Niño o la Procesión de Penitentes o la Feria en honor de los Santos Médicos, pero cambia casi todo lo demás. Hasta un edificio tan entrañable como la Ermita de los Patronos es destruida en la Guerra Civil y la actual se construye en 1953.
Desde el punto de vista urbanístico, el límite en 1900 era la Era, con el cementerio, la Plaza de Toros (con unos 20 años de vida), y más arriba la primera fábrica de conservas (Champagne Frères Limited). Ese era el casco urbano, con las calles del Teatro, Del Rosario y San Damián, que tenían algunas casas y eran muy secundarias. El eje del pueblo era la actual calle de Doctor Molina , la cual seguía su expansión a principios de siglo.
La gente se reunía al principio en la Plaza del Ayuntamiento, pero después se va desplazando hacia el comienzo de la calle San Damián.
En cuanto a la población, Abarán tiene unos 4.000 habitantes en 1900, población que se triplica a lo largo del siglo, pues hoy llega a 12.000 habitantes, lo cual muestra un desarrollo económico evidente, basado casi exclusivamente en la agricultura, primero con las fábricas de conservas y después con la comercialización de la fruta en fresco.
Este acercamiento al Abarán del siglo XX lo vamos a llevar a cabo sobre cuatro puntos de vista: económico, cultural, deportivo y personajes.

ABARÁN, ECONOMICO: EL MOTOR DEL CAMPO

Siempre se ha distinguido en Abarán la huerta regada por las acequias y norias en la irregular orografía de la vega del Segura, de aquellas otras tierras más altas de secano, situadas fuera del Valle que se conocían y se conocen como el campo. En término medio, refiriéndonos a la altura sobre el nivel del río, se podría situar “El Campillo”, bordeado por los montes inmediatos a la población y la “Rambla del Moro” que parte término con Cieza. Elevar y transportar las aguas para regar las tierras del campo suponía un doble reto, tecnológico y económico, para cualquier iniciativa. Había que salvar una altura de casi ciento cincuenta metros y llevar las aguas en canales varios kilómetros., al mismo tiempo que había que buscar una fuente de energía que garantizara cierta rentabilidad.

A principios del siglo XX, las acequias que discurren paralelas al cauce del río por ambas márgenes, ya regaban todas las tierras situadas bajo sus aguas. La expansión de nuevos regadíos no era cuestión de caudal sino de elevar aguas para cubrir nuevas superficies. Cien años antes, la franja de tierra inmediata a la acequia Principal de Abarán, desde el paraje que se conoce como las Canales hasta el término de Blanca, se había transformado en regadío elevando las aguas con una noria que actualmente sigue en funcionamiento. En la otra margen del río, en la derecha, a mediados del siglo XIX se había instalado la primera bomba impelente expelente movida por una máquina de vapor. Comenzaba así una nueva época para las elevaciones de agua que permitía su desarrollo paralelo al de la técnica. Si en las norias la altura alcanzada estaba limitada por la envergadura del artefacto, en las máquinas esta limitación venía determinada por la resistencia de los materiales empleados en su construcción, incluida la tubería de impulsión, y por encontrar una fuente de energía adecuada y asequible económicamente. La instalación elevadora de la máquina de vapor marca una nueva época en el desarrollo agrícola de Abarán.

Una vez transformadas en regadío las tierras bajo el caudal permitido por la elevación de la máquina de vapor, aprovechando el desarrollo de nuevos artefactos capaces de obtener mayor rendimiento energético, comienzan, con los primeros años del siglo XX, la instalación de nuevas impulsiones de agua. Los motores de gas pobre o de aceites pesados acoplados a bombas cada vez más perfeccionadas en su rendimiento, permiten alcanzar sucesivamente cotas más elevadas. La vega del Segura a su paso por Abarán se va ensanchando y la mancha verde escala las montañas inmediatas. Es la ampliación de la huerta, de modo que las nuevas tierras se conocerán como la “huerta de la Máquina”, de “Candelón”, de “Corona”...según van apareciendo nuevas instalaciones.

Por otra parte, la demanda de productos agrícolas crece en función del desarrollo de las comunicaciones. El transporte por ferrocarril, inaugurado en la segunda mitad del siglo XIX, se impone a los aguerridos arrieros y permite ampliar mercados. La cercanía del puerto de Cartagena y el desarrollo del transporte marítimo, permiten el comienzo de las exportaciones de cítricos capaces de soportar el tiempo empleado en su transporte. Las frutas encuentran otro destino en la industria conservera que aparece en Abarán con el siglo XX.

Resumiendo. La unión de factores experimentales basado en las instalaciones anteriores, con el desarrollo tecnológico, el crecimiento de la demanda de productos agrícolas y con la iniciativa emprendedora de una generación, fue la causa de que en Abarán, en la segunda década del siglo XX, se proyectará e instalara la elevación de aguas más grande, hasta entonces conocida, por lo menos a nivel nacional. Se trataba de elevar 500 litros de agua cada segundo a una altura de unos 150 metros con unos motores de 500 CV de potencia, para llevarlas después a través de conducciones a cielo abierto y forzadas en sifones, hasta las faldas de la sierra de la Pila. Todo un reto tecnológico en los años anteriores a la primera guerra mundial que supuso un desarrollo importante en el tratamiento de materiales y eficiencia de las máquinas.

Los promotores de esta magna obra, paradójicamente, no fueron agricultores a “titulo principal” –como ahora diríamos-, ni comerciantes exportadores de frutas. Un médico: Don Jesús Templado Sánchez y un abogado: D. Isidoro Gómez Gómez cuyos medios de vida no estaban precisamente en la agricultura, si bien, tenían propiedades en los nuevos regadíos. El ingeniero que redactó el proyecto, D. Diego Templado Martínez, contaba con la ayuda de la empresa instaladora: Brandau, que aceptó el reto desde el primer momento “embarcándose” en toda una aventura. Hay que tener en cuenta que la fuente de energía no podía ser eléctrica ya que el salto de agua del Menjú, de donde se abastecían Cieza y Abarán, no era suficiente para mover los motores proyectados. Tendrían que recurrir a motores de gas pobre para los que se necesitaba como combustible carbón ¿de Ponferrada? cuyo transporte hasta la sala de máquinas suponía un elevado coste para su rentabilidad. De cualquier forma el reto tecnológico fue abordado y superado, pero...¿y el económico?

Las aguas del Segura salían por primera vez del valle para discurrir y fertilizar “el campo” de Abarán. Seis mil tahúllas (1 tahúlla = 1118 m2) se podrían poner en producción incidiendo de un modo importante en la economía de un pueblo que no llegaba a 10.000 habitantes. Tras diversos problemas con la Administración del Estado para obtener la concesión de los nuevos regadíos, la instalación se puso en marcha. Pronto los directivos de la Comunidad de Regantes comprobaron que no había suficientes peticiones de agua para hacer rentable la empresa iniciada, una empresa que no tenía más afán de lucro que el derivado de la plusvalía de las tierras, en su transformación de secano en regadío. La Sociedad entró en crisis y durante unos años apenas si tuvo actividad. La causa fundamental hay que buscarla en la falta de mano de obra: había más tierras en regadío que brazos para cultivarlas. Tengamos en cuenta que simultáneamente a esta ampliación de regadíos, había otra de unas mil tahúllas, en la Rambla de Benito y sus inmediaciones, cuya situación era mucho más cercana a la población y por tanto más accesible.

La crisis se resolvió con la llegada de dos familias: Aranaga y Gorostiza (los Bilbaínos cono se les conoce en Abarán) que adquirieron importantes extensiones de terreno y la afluencia de familias de obreros que se instalaron en la Hoya del Campo dando lugar a la pedanía actual.

El Motor del Campo, “Resurrección” como se le llama oficialmente desde su fundación, aseguró durante la primera mitad del siglo XX la mayor parte de la producción agrícola de Abarán. Luego, la técnica, imparable en su desarrollo, permitiría la extracción de las aguas subterráneas y las ampliaciones posteriores de los regadíos en las tierras colindantes con el término de Jumilla.
La incidencia del paso del ferrocarril y las elevaciones de aguas cada vez con mayores rendimientos fueron básicos y determinantes de un sistema económico que abarcó todo el siglo XX. Paradójicamente, el adelanto técnico que supuso la construcción y posterior desarrollo de la máquina de vapor, que en su aplicación al transporte hizo entrar en crisis a la arriería, que era la mayor ocupación de la población abaranera; sirvió para poner en producción nuevas tierras transformadas de secano a regadío propiciando, de este modo, un desarrollo sostenido durante toda la centuria.
La producción agrícola llevaba consigo un valor añadido considerable que comenzaba en el cultivo de las parcelas y acababa en el punto de venta mayorista. Manipulación, envasado y transporte eran eslabones de una cadena generadora de recursos. La madera para los envases, por ejemplo, era base de una industria creadora de numerosos puestos de trabajo que tenía su origen en el decimonónico Molino de Papel. Una fábrica donde se serraba la madera, se picaba el esparto y se producía papel de estraza con una sola turbina, que aprovechaba el desnivel de las aguas entre la acequia Principal y el Río. Todo relacionado con la producción agrícola, la madera para los envases, el papel como forro de los mismos y el esparto, cuyas hiladuras podían emplearse para el cierre de cajas pero empleando, sobre todo sus residuos, en la elaboración de papel. Había tradición, como vemos, en la participación del valor añadido al producto agrícola que suponía un porcentaje considerable del precio final.
Los cultivos variaron en las tierras del Motor Resurrección como en las demás explotaciones agrícolas, los limoneros y naranjos dejaron paso a las frutas y más tarde apareció la uva de mesa para la exportación. Cambio motivado por el agotamiento de las tierras para un determinado cultivo, por una helada de los años 50 que afectó gravemente a los cítricos y sobre todo, por la mejora de los medios de transporte tanto en rapidez como en acondicionamiento frigorífico.
El sistema económico, basado en la exportación de frutas en fresco, ha tenido un gran aliado en el desarrollo tecnológico que ha sido el impulsor constante a lo largo del Siglo XX. Una exportación que ha sido para Abarán la principal fuente de riqueza y que fue implantado y desarrollado por aquella generación que vivió la instalación del Motor del Campo.


ABARÁN, CULTURAL: LOS AMIGOS DEL ARTE

Desde el punto de vista cultural, sabido es la afición que en Abarán se siente por la zarzuela, afición que ha dado como fruto la celebración de un Certamen Nacional en las fiestas septembrinas y al nacimiento de tres Compañías de zarzuela que hace unos años han estado en pleno apogeo.
Pues todo ello hunde sus raíces en una Compañía lírica surgida en los años 30 y que se llamó AMIGOS DEL ARTE.
La génesis de esta Compañía hay que buscarla en un conjunto de músicos que entrados los años 20 crean los hermanos Adrián y Cristóbal García Molina, ambos violinistas, que agrupan a otros aficionados y que se reunían para tocar y llenar sus ratos libres en el antiguo Teatro Guerrero, hoy desaparecido. En el carnaval de 1928 organizan una comparsa en plan serio y obtienen un éxito estruendoso, lo que les anima a seguir actuando y nace la Orquestina. El éxito creciente atrae a más elementos, lo que obliga a una mejor organización hasta formar lo que se convertiría en toda una orquesta a la que se le dio el nombre de “La Ecléctica”, conjunto que obtiene una creciente fama y que se desplaza en numerosas ocasiones a otras localidades. A la par que esta Agrupación, y bajo las directrices escénicas del padre de los hermanos García Molina, se había organizado una Compañía teatral de aficionados que representaban sainetes cómicos e incluso comedias de cierta envergadura. Se plantean la posibilidad de representar una zarzuela entre el grupo artístico y La Ecléctica y se entregan en cuerpo y alma al ensayo de “La Marcha de Cádiz”, que se estrena en 1930 y con un gran éxito. La primera piedra de lo que sería Amigos del Arte ya está puesta, y esta realidad se fragua en 1935, fecha en la que aparece esta Compañía dada de alta en el Registro del Gobierno Civil de Murcia, siendo el carnet número 1 el de D. Adrián García Molina. Entre los artículos de la nueva Sociedad, el número 1 dice:
La Sociedad Amigos del Arte tiene por objeto proporcionar a los señores que la forman la mayor suma de elementos para su ilustración; promover la cultura general y científica hasta donde sus recursos lo permitan y difundir el gusto por las bellas artes. .
El primer presidente es Vicente Carrasco y como secretario es elegido Remigio Sarrión. El período que abarca desde 1933 a 1936 es muy fértil y se representan, entre otras, las obras siguientes: La Moza que yo quería, El Renegao, La leyenda del monje, El cabo primero, La alegría de la huerta, La Dolores...
Con motivo de las representaciones de La Moza que yo quería, fue invitado a Abarán el maestro Díaz Giles que vino en febrero del 36. Desde esa fecha, se establecieron lazos muy estrechos entre él y Abarán y, junto con parte de su familia, pasó aquí la Guerra Civil en casa de Adrián García.
Hay que decir que esta Agrupación no sólo representaba zarzuela, sino también obras teatrales como “Tierra baja” de Angel Guimerá, “¡Que le ahorquen a usted!”, Anacleto se divorcia”, esta última repuesta varias veces.
En la Guerra Civil, la actividad de la Compañía es frenética y a sus éxitos contribuye el maestro Díaz Giles que se convierte, junto con Adrián García , en eje de la Compañía.
En esta época ocurre un hecho de gran trascendencia para el futuro de la Compañía. Sucedió que se hace un contrato para representar en Mula dos obras: El Renegao y La Chicharra. La tiple de la Compañía, Mercedes Caballero, se indispuso y el tiempo apremiaba. A la sazón, Juanita Templado era una jovencísima corista de 13 años. Ante el grave problema, Adrián llama a Juanita, su sobrina, ante el maestro Díaz Giles y la hace cantar una serie de escalas en el piano; cuando este la oye, exclama “Adrián, tenemos tiple”. Y así comenzó la que sería, sin duda, una de las mejores voces que se han oído en los escenarios de nuestro pueblo. Junto a ella, destacar a Mercedes Caballero, Jesús Gómez “Currito·, Luis de la Lavera, y como cómicos, el inigualable Joaquín de Peñaleja, Paco Morales, Consuelo Gallego, Eladia Amorós (característica) y un largo etcétera de nombres de gentes que dedicaban todo su tiempo de ocio a engrandecer el nombre de la Compañía y el de su pueblo, y de cuyo devenir dio cumplida cuenta Luis Carlos Saorín en su conferencia incluida en el II Curso “Abarán: acercamiento a una realidad”.
Tras la Guerra, la Compañía cambia de nombre y ya empieza una nueva etapa en la zarzuela en Abarán, género que, con altibajos, con épocas de brillantez seguidas con otras de práctica desaparición, ha llegado hasta nuestros días, habiendo sido un aldabonazo importante para su conservación la celebración en las fiestas de septiembre de un Certamen de Zarzuela que, en el año 2002, ha cumplido su decimoctava edición. De cualquier manera, hay que reconocer en aquellos AMIGOS DEL ARTE el fundamento de toda la afición lírica que ha recorrido todo el siglo XX en Abarán.

ABARÁN, DEPORTIVO: ASCENSO DEL C.D. ABARÁN A 2ª DIVISIÓN
Hay acontecimientos en la vida de los pueblos que alcanzan una trascendencia que va más allá de su propio ámbito, que se convierten en aglutinadores de toda una sociedad y en acicate para su desarrollo. Y así se puede considerar la gesta deportiva del ascenso del Club Deportivo Abarán a 2ª División ocurrida tras la temporada 1962-63. Visto este hecho con la perspectiva que da la distancia de los años, se puede afirmar que, junto a la puesta en marcha del Motor Resurrección allá por los años 20, son los dos hechos que más alcance tienen en la sociedad abaranera y que contribuyen decisivamente al desarrollo del sentimiento de pertenencia a un pueblo y del orgullo de ser de Abarán.
Vistos en conjunto, los años 20 y los 60 son las dos décadas de mayor esplendor en la vida de este pueblo en el siglo XX recién terminado.
Desde antes de la Guerra Civil se practica el fútbol en Abarán organizado en un club con diversas denominaciones. Llega la temporada 1962-63 y el equipo queda campeón del Grupo X de Tercera División, proclamándose como tal tras el rotundo triunfo frente al Lorca por 5-0 el 21 de abril de 1963. Estamos hablando de una época en que había dos Grupos de Segunda División en el fútbol español.
Había que jugar las eliminatorias para el ascenso. La primera, se juega el 12 de mayo del 63 frente al Ferrol, ciudad en la que ni siquiera sabían que existía nuestro pueblo. Y allí el Abarán perdió por la mínima (1-0). En el partido de vuelta, en nuestro Campo de Las Colonias, el resultado es de 2-1, por lo cual se hace necesario jugar el desempate, lo cual se hace en Vallecas y allí el C.D. Abarán gana por 4-2. Pero ha de jugar una segunda eliminatoria, esta vez contra el Béjar. El primer partido se juega en Abarán y el resultado es de 0-0 por lo cual quedan de nuevo las espadas en alto; el 2 de junio se juega en Béjar y el resultado es de 1-1. Se fuerza, por tanto, un tercer encuentro, otra vez en Vallecas. El ambiente en nuestra localidad era de máxima expectación. En plena faena de la fruta, en todos los almacenes la radio era la protagonista, al igual que en todas las tiendas, bares y casas particulares. Nunca antes todo un pueblo había estado tan pendiente de ese medio. Todo Abarán tenía su corazón palpitando en el campo vallecano. A los 22 minutos de juego, Canario, de tiro cruzado, consigue el 1-0 y después Martos, el ídolo de la afición, marcaría el definitivo 2-0.
El pueblo vibra como nunca. Abarán es una fiesta. Los titulares de los medios regionales destacan este hecho. En Murcia Deportiva, aparece a toda página la foto del presidente Carmelo Morte con un gran titular “El hombre del milagro”. Todo Abarán se engalana para recibir a los artífices de este milagro. El momento de la llegada del autobús del equipo a La Era es, sin duda, uno de los momentos más emotivos del siglo abaranero. Todo el pueblo en la calle saluda, aplaude, abraza a estos héroes que escribieron, sin duda, una de las páginas más brillantes de la vida en nuestro pueblo. Los componentes de aquel equipo, con el entrenador Ventura a la cabeza fueron: Beviá, Barrera, Canario, Mata, Padilla, Marquitos, Sabuco, García, Chico, Folch, Peinado, Besó, Martos, Cegarra, Monóvar, Tino II y Pizjoan.
Por cierto que, bastantes años después, en 1996, se organizó un reencuentro con estos jugadores, después de más de treinta años, acudiendo prácticamente todos, pudiendo revivir después de tanto tiempo tantas emociones y recuerdos como se llevaron de su paso por este pueblo murciano al que ninguno de ellos ha olvidado.

PERSONAJES
No ha dado nuestro pueblo ningún nombre a los grandes libros de Historia de España, ni siquiera a la de la Región de Murcia. Y es que nuestros personajes más importantes han sido gentes muy sencillas, sin grandes apellidos ni linajes de renombre, sin escudos de armas ni casas solariegas, pero todos con un gran afán de trabajo y con un gran arraigo en este pueblo, prefiriendo todos ellos desarrollar aquí su trabajo antes que salir fuera, donde hubieran alcanzado, sin duda un gran renombre. Recogemos aquí algunos de estos personajes que han llenado la vida de Abarán en el siglo XX en sus diversos ámbitos, a riesgo de dejar fuera otros que harían la lista interminable.

ECONOMÍA: D. NICOLÁS GÓMEZ TORNERO (1867- 1951): Es quizás la figura más relevante del siglo y quizás de todo el devenir histórico de Abarán. Comenzando de la nada, llegó a amasar una de las fortunas más importantes de España en los años 20. Empezó transportando fruta a Madrid, continuó como encargado en la firma conservera Champagne Frères Limited,, hasta que se estableció por su cuenta creando una firma “N” que trabajaba la fruta en conserva y en fresco. Es su persona una combinación perfecta de visión empresarial y de sensibilidad social, esta última en dos planos, en el de su propia empresa y en el del municipio. En su empresa, hacía todo lo posible porque no faltara trabajo a sus obreros, aunque él perdiera dinero; y en cuando a su labor en el municipio, Nicolás Gómez tuvo un papel decisivo en la instalación de las aguas potables, en el suministro eléctrico y en la construcción de dos edificios muy importantes: el Asilo (1935) y la Ermita de los Santos Médicos (1953), que él no pudo ver terminada, pues muere en Enero de 1951, permaneciendo su cadáver durante un mes sin proceder a su inhumación, siendo velado día y noche y, según los testigos, sin percibirse en él apenas signos de corrupción.


POLÍTICA: D. JOSÉ YELO DE VALENTINO (1882- 1924): De todos los alcaldes que llevan las riendas de Abarán durante el siglo XX, la figura de Valentino es, sin lugar a dudas, la más relevante. Pertenece al Partido Conservador y llega a la alcaldía, por primera vez, siendo muy joven, a los 32 años, en 1914, y, desde entonces, no deja prácticamente de tener responsabilidades municipales hasta su muerte, ocurrida a la temprana edad de 42 años.
Su primer mandato abarca desde el 1 de enero de 1914 hasta el 1 de Enero de 1916, y el segundo, desde el 1 de abril de 1920 hasta el 1 de octubre de 1923. Si hubiera que estacar dos notas en lo que fue su gestión, estas serían su preocupación por la higiene y salud públicas, y su constante desvelo por los más necesitados.
Por lo que se refiere a primer aspecto, , el primer punto que se trata en el primer Pleno que preside es la “necesidad de organizar el servicio de salubridad e higiene públicas, practicándose inmediatamente una limpieza general de todos los egidos de la población, evitándose para lo sucesivo que se depositen malezas o materias inmundas en todo sitio público”. En su mandato se lleva a cabo la construcción de un nuevo Matadero. Ello hace que un grupo de abaraneros le ofrezca al Concejo una comida en agradecimiento de tan importante obra. El alcalde agradece este gesto, pero propone a los concejales que el importe de esa comida sea empleado en dar una comida a los pobres. Recorría el pueblo cada día e inspeccionaba hasta el último rincón. Son bastantes las multas por arrojar basuras o por no cumplir alguna ordenanza municipal relativa a la limpieza. Prohibió terminantemente que se tocaran los productos alimenticios en las tiendas, llegando incluso a mandar al alguacil, desde el Ayuntamiento, a multar a su propia madre, a quien estaba observando desde el balcón tocar algún género en un puesto en la Plaza.
En relación con la preocupación por los más necesitados, recoge a todos los niños desharrapados y en una casa, junto a la iglesia, se les daba de comer, se les vestía y se les daba lección.
A él se deben también las primeras plantaciones en el Parque Municipal, que fue inaugurado durante su mandato en 1915.

ENSEÑANZA: D.JESÚS GARCÍA CANDEL (1888 – 1954): Es una figura emblemática en el mundo del magisterio. Aunque nace en Ricote, vivió casi toda su vida en Abarán. En el año 1913, tras reñidas oposiciones, ingresa en el Magisterio, siendo destinado a valencia capital, pero el cariño por su tierra hizo que, por una permuta, viniera a Abarán. En 1923 es nombrado Director de la Escuela Graduada. En virtud de un concurso especial de méritos, entre todos los maestros de España, allá por el 1933, consigue una plaza de Inspector – Maestro. . Fue el verdadero artífice del Grupo Escolar San Pablo y murió el 12 de agosto del 54, dejando atrás toda una estela de bellos recuerdos en todas las generaciones de niños que pasaron por sus manos.

MÚSICA: D. DAVID TEMPLADO TORNERO (1880-1944): Destacado representante del arte musical, era hijo de José Templado Fernández (Pepe Juan). Este, queriendo enseñar solfeo a su hijo Eloy, quedó sorprendido al comprobar que otro de sus descendientes, David, aprendía las lecciones con increíble facilidad, siendo pronto flauta en la Banda de Música. A los 20 años concluía en la Academia Erviti de San Sebastián los cursos elementales de Armonía, iniciando estudios superiores. Acabados estos, solicita el ingreso en la Escuela Preparatoria para Músicos Mayores Militares, sorprendiendo gratamente su preparación. . Obtuvo plaza de Director en Melilla, pero renunció a ella. Obtiene el Primer Premio de Composición y la cátedra de Armonía en la citada Escuela. Pero, renunciando a puestos de prestigio fuera de su pueblo, prefiere instalarse en su pueblo. Aquí se dedica a la labor de dirección de la Banda y a la de composición, creando una música con estilo propio, una música natural que se ha convertido en paradigma de las celebraciones festivas de Abarán (dianas, pasodobles,...) y de las conmemoraciones religiosas (Gozos a San José, Dolores de la Virgen, Himno a los Santos Médicos...).

RELIGIÓN: D. JUAN BELMONTE (1866- 1947): Dentro de los sacerdotes que sirven en la Parroquia de San Pablo, este presenta una genialidad especial. Nace en Puente Tocinos. Ingresa como seminarista en la Compañía de Jesús, pero, antes de acabar la carrera, cambia de rumbo y termina los estudios teológicos en el Seminario murciano de San Fulgencio. Llega a Abarán el 16 de julio de 1925, tras conseguir el cargo por oposición, desarrollando aquí su labor durante 22 años, sólo interrumpidos por la guerra civil, período en que se ausentó del pueblo, volviendo al terminar esta. Su primer rasgo es el sentido de la pobreza, viviendo en su casa sin ninguna comodidad y repartiendo rápidamente todo aquello que llega a sus manos. Era dado a la poesía y a él se debe la letra de algunas de las composiciones musicales del Maestro David, destacando la Plegaria y el Himno a los Santos Médicos. El 20 de julio de 1947 a las siete de la mañana muere en la misma pobreza en que vivió, siendo su entierro una muestra multitudinaria del cariño que el pueblo le profesaba.

Son muchos más los abaraneros que merecerían un hueco en el devenir del siglo XX, como D. Jesús Templado y D. Isidoro Gómez, artífices del Motor Resurección; los jóvenes Humberto Tenedor y Joaquín Juliá “Ghandi”, dedicados a la poesía y a la pintura, respectivamente, y cuya temprana muerte nos privó de una obra que hubiera sido notable; el médico D. Joaquín Gómez, sin duda una de las personas de mayor formación de nuestra sociedad, el cura D. Juan Sáez que desde 1955 hasta 1973 dejó en Abarán una estela de santidad y que hoy está camino de su beatificación; el doctor D. Constantino Molina Tornero, que podría haber sido una figura destacada a nivel nacional pero que prefirió, como tantos otros, vivir en su pueblo; y tantos otros que pusieron su grano de arena para construir el Abarán que tenemos hoy.



JOSE S. CARRASCO MOLINA – JOSE DAVID MOLINA TEMPLADO
CRONISTAS OFICIALES DE ABARÁN

1 comentario:

Angela dijo...

Maravillosa su cronica del pueblo.
Tengo recuerdos maravillosos de mi infancia, cuando visitábamos a mis abuelos en vacaciones.
La huerta de mi abuelo Jose Lavero, sus aromas, el ruido del agua que se hacía fiesta los dias de riego, donde aquello se llenaba de bullicio, jornaleros y prisas. El amor por la musica, especialmente la zarzuela y las noches de cine de verano en aquella terraza donde mi abuela nos llevaba a mi hermana y a mi a ver las peliculas de su ídolo (Manolo Escobar) han quedado para siempre en mis recuerdos. Imposible volver alli sin sentir un pellizco en el corazón.
Me ha encantado descubrir su blog.